ACROSS ANDES 2023
Coyhaique, Chile
Distancia: 862 kms
Desnivel Positivo Acumulado: 12.687 mts
Tiempo Total: 55:13:16
Lugar: 4to General
Han pasado ya varios días de haber terminado el Across Andes 2023, pero no han sido días fáciles. No tengo recuerdo de haber sufrido tanto con el post de una carrera o será que nuestra memoria es frágil….. así dicen; logramos olvidar rápidamente el sufrimiento y nos preparamos para enfrentarlo nuevamente sin importar el dolor.
Hoy veo Across Andes como un largo proyecto de 4 años, en realidad 5 años si contamos el encierro por la pandemia.
Todavía recuerdo la previa del primer Across Andes 2019, con mi partner Andrés Tagle, preparándonos para lo que sería una aventura incierta, donde pondríamos a prueba nuestras capacidades físicas, mentales y lo más importante nuestra amistad.
Fueron 1.470 kms, 22.500 mts de desnivel positivo acumulado y 110 horas de carrera. Una aventura que resultó exitosa y un logro que nos afiato como ciclistas de ultra distancia y dupla. Pero una aventura al fin y al cabo.
Across Andes 2021, dejó de ser una aventura y pasó a ser “una carrera”. El objetivo era claro, ganar, y ganar no sólo la categoría duplas sino que volver a ganar la general. La carrera dijo otra cosa, el plan si bien lo ejecutamos de buena manera, este no tenía margen de error. Mis problemas físicos que se fueron acrecentando a medida pasaban los kilómetros y horas me obligaron a decir stop en el kilómetro 920 aprox. ¿Me obligaron? Luego de un tiempo y reflexión sobre ese año de carrera, puedo aceptar orgulloso la lección que recibí; el ego también trabaja y mucho. Ese año pudiendo haber terminado la carrera, el ego fue más fuerte y me hizo caer en la trampa.
Revancha, reivindicación, demostrar, devolver y muchos conceptos más. Si Across Andes 2022 fue todo eso. Misma ruta, 1.000 kms con 14.000 mts de desnivel positivo acumulado.
Los fantasmas rondaban en mi cabeza, la responsabilidad era aún mayor que las dos versiones anteriores, se lo debía a mi partner, le tocó pagar los platos rotos de una desastrosa versión 2021. Pero ahí estábamos, nuevamente con un plan agresivo y jugado, sabiendo nuestras capacidades y claros de nuestros límites.
El resultado fue exitoso, logramos la revancha personal, correr, competir y cumplir con el objetivo. 4tos General y 1eros en Duplas.
Pero aún quedaba un paso más en la historia de Tagle y Canuto. Mi partner tiene cualidades bien especiales, que de alguna manera me recuerdan mi época de las carreras de aventura y mis mejores años de trail running, pero debo aceptar que este tipo tiene más talento, fuerza y al parecer más capacidad para sufrir.
Ese siguiente paso era correr Across Andes 2023 de manera individual, sabía que Andrés tenía esa fuerza física y mental para “ganar”, yo por otro lado tenía la oportunidad de probarme en solitario y ver si aún quedaba algo de aquellos años.
Esto podría sonar a una separación pero la verdad que no, cada uno de los detalles, planificación, equipamiento, subdivisión de tramos de carrera, posibles paradas, etc, les hicimos seguimiento en conjunto, los discutimos y los consensuamos.
Mi apuesta fue ganadora. Pueden seguir el Instagram de @tagleandres para entender el calibre de su victoria.
Pero vamos a mi carrera. Me sentía muy tranquilo, a pesar del clima (sabía que el mal clima sería durísimo, pero de alguna manera me jugaría a favor) que estuvo muy estricto durante toda mi carrera; lluvia, viento y mucho frío.
Desde la partida hasta el PC1 (km 220 aprox) fue una carrera física, donde me mantuve adelante con un buen ritmo pero siempre consciente de que esto era sólo el principio. El temido clima hasta ahí nos jugó una buena pasada. Pero las condiciones cambiarían para los que venían más atrás dándoles un duro golpe, bajas temperatura y nevadas.
Una vez saliendo del PC1 (16:30 pm), en dirección a Mañihuales, comenzó a llover y de ahí en adelante no paró más. Consideró y es una opinión personal que la lluvia con esa intensidad y las bajas temperaturas obligaron a flexibilizar el plan de carrera para los que deciden ir en punta; esa flexibilidad es básicamente paradas muy limitadas en tiempo para no entrar en estado hipotérmico, ósea parar solo para lo necesario; comer y tomar. Y lo más importante en un lugar resguardado. El parar más prolongado significa quedarse y por ende perder el ritmo de punta.
Y así fue, una vez llegó a la carretera austral, decido no ir a Mañihuales y avanzar lo que más se pudiera.
“La Cuesta Queulat”, el puro nombre ya generaba una energía especial, y cuando hablo de energía (eso que tengo cero de esotérico), me refiero a que el lugar tenía algo. Cruzarla en la mitad de la noche, con lluvia-nieve cruzada y literalmente con temperatura bajo cero; fue un desafío. El lugar tenía vida y su naturaleza rugía. Mi estado mental era como de hibernación, tengo pocos recuerdos más allá de avanzar.
Así fue, 5:20 am logró llegar a la Copec de La Junta (para mi el punto más estratégico de la carrera), agarro mi celular, me doy cuenta que estaba en 2do lugar y que Andrés me había dejado un mensaje diciéndome que los Carabineros de la Comisaría de La Junta eran un 7 y de seguro me podrían recibir para secar ropa en caso de querer parar.
Paso siguiente reviso mi plan y me doy cuenta que estaba con los tiempos súper justos para pasar la Barcaza que te llevaba al PC3 y que era clave para poder mantenerse adelante.
Con ese clima se hacía muy difícil lograr el objetivo. En ese proceso de definición estratégica llega a la Copec Cristian Auriemma (el italiano) y a los minutos Matt Brok (el inglés). No quedaba otra que plantearles el escenario y jugar algo de póker.
Por lo tanto les comenté que según mi plan de carrera, los tiempos estaban muy ajustados, a esto sumarle mal clima. El riesgo de ir al PC2 en Lago Verde, luego bajar a Puerto Marín Balmaceda PC3 y no lograr pasar la barcaza, sería un desastre físico, anímico y definitivamente de seguridad. Fue ahí cuando tiro mi carta y les digo que decido no ir al PC2, descansar y apostar por cruzar la barcaza al día siguiente, para partir una nueva carrera, pero algo más descansado que el resto.
Mi pensamiento era que sólo Andrés Tagle lograría pasar, el resto haríamos un sprint de 320 kms a meta una vez abierta nuevamente la barcaza, ósea al día siguiente ( 12 horas después).
Pero Cristian ( el Italiano) decidió jugarse la ficha y salir a buscar la opción de cruzar, a lo que inglés decidió quedarse conmigo.
La historia cambiaría radicalmente cuando después de 3 horas de buen descanso decidimos con Matt salir al PC2. Ya instalados en este y tratando de agarrar algo de temperatura (literalmente congelados) nos informan que se suspendía el PC3 y que debíamos dirigirnos a meta una vez llegáramos a La Junta.
Andrés lanzado a meta con una ventaja considerable, el italiano disfrutaba de los dividendos de su jugada (chapeu Cristian Auriemma) y lo que quedaba era un batalla con mi amigo a esa altura Matt Brok de UK pero con residencia en Rwanda.
Matt decide acortar su sufrimiento y partir de inmediato en una odisea en solitario non stop hasta la meta. Yo, aún en una batalla mental conmigo mismo y al borde del congelamiento, decido quedarme un tiempo más en el PC2.
No fue fácil salir de Lago Verde, pero ya una vez en ruta, logré trabajar con mis fantasmas, pasar La Junta (con un Stop&Go en la Copec), para luego pasar Puyuhuapi, y enfrentarse nuevamente al Queulat. Miedo, algo de angustia, pero ahí íbamos nuevamente 2:00 am cruzando la cuesta, me sentía enano en medio de ese lugar, más solo que Rambo I, en mi cabeza planificaba estrategia de auto emergencia en caso de tener que parar, como salvarme de la hipotermia y esperar que me rescataran, pero así fueron pasando los kilómetros, hasta llegar a Villa Amengual.
Recibir el apoyo de un café caliente y algo de pan en una casa donde estaban otros ciclistas y amigos fue como llegar a un oasis. Todos ellos se preparaban para salir a enfrentar el Queulat en dirección hacia La Junta y este loco mojado de pies a cabeza pidiendo un café para lograr llegar a meta. ¡Todos los que estaban ahí son unos grandes, gracias!.
Pero no podía quedarme eternamente, había que apretar los dientes y salir a cerrar la carrera.
Y así fue como alrededor de las 5:40 am estábamos en ruta nuevamente. Lo que quedaba por carretera era bastante fluido, hasta llegar al desvío de Villa Ortega. Gravel muy malo y castigador con ese tipo de cuestas en línea recta que se ven a lo lejos y que mentalmente te atormentan. Pero a esa altura hay que mantenerse en modo avión, avanzar y tratar de no pensar.
Pasando Villa Ortega aparecen ellos; mis amigos, la barra brava, los que te dan ese último aliento para llegar a meta, Andrés Tagle, Dani Seyler, Sergio Garin, Gabo Benoit, Isi Solari, Alicia Olivares, Pia Sanhueza y Canuto Perro. Los últimos kilómetros con esos gritos, hacen que hasta la herida más grande que puedas tener en el culo, no la sientas, y no es broma.
Luego de 55 horas estábamos en meta, era finisher en solitario, era 4to general, no me la creía, cerraba un ciclo importante, lograba un objetivo personal que no tenía certeza de poder lograrlo, pero ya estábamos.
Lo siguiente modo es disfrutar y digerir el momento.
Y aquí estamos, escribiendo este reporte, emocionado y agradecido.
Agradecido siempre de mi familia, la jefa, mis chicas súper poderosas, mi pega, mi equipo de trabajo que aguantan esto, las marcas que siempre están ahí que no se arrugan en jugársela con estos proyectos y un rider como este. Y los amigos; los que te siguen a toda costa, que te siguen después de no sé cuántos años celebrando las tonteras, y diciéndote que estás locos, que eres un marciano, a todos ellos gracias.
Que sigue:………..no tengo la menor idea.
Specialized Chile, Fireflies Patagonia, Wahoo Chile, NutriTape, Cerveceria Kross, Speedworks, Bike Protek, 123Go y muchos mas.
Gracias por las fotos a Clemente Diaz, Pablo Ramirez, Matias Mondaca y ReliveCC